Había una vez , La Historia de un rey de peso.

Había una vez, en un lugar muy muy lejano, un rey que padecía de sobre peso, y que era burlado por los otros reyes de los lugares cercanos, e incluso por la gente de su palacio, y hasta por su multitud. Un buen día, uno de esos en los que uno se despierta y piensa en hacer que ese día sea diferente a los demás, el rey se hartó de ser fastidiado por su peso y mandó a llamar a sus más letales hombres, y les encargó asesinar, a todo aquel, que fuese más delgado que él, fue un genocidio que duró casi 1 mes, pues siempre hay opositores, que intentan aferrarse a la vida, pobres ingenuos. A las mujeres, como buen caballero que es el rey, mandó a ordenar a que codiciasen a los hombres de mayor peso, pues debían conocerlos ahora como los más atractivos, excepto a las asiáticas, ellas ya lo sabían. Por si faltara poco, nuestro bondadoso Rey, ofrecía dinero a todos esos hombres de peso, dándoles más monedas por más kilos acumulados en sus ahora fatuas y bien aceitadas panzas descolgadas. Los sastres fueron obligados a solo confeccionar vestimentas de tallas superiores a la XL así que si no querías verte todo bolsonudo debías engordar unos cuantos gramos.


Y para los que se preguntan que se hizo con los cuerpos de todos los asesinados, pues ni se lo imaginarían, el maravilloso Rey empezó a realizar festines comunes, para todo el pueblo! Todos podían saborear los más sabrosos platos cocinados por los más sudorosos chefs del pueblo, que grandes domingos, para chuparse los dedos.

Las empresas alimenticias crecieron enormemente, excepto por la de los vegetales por supuesto, y ofrecían cada vez más alimentos ricos en carne humana, nutritivos y deliciosos, y así los habitantes del pueblo pudieron vivir en prosperidad, cosa que duro, durante siglos y siglos...


Hasta que a alguien se le ocurrió la carrera de nutricionismo. Pero tranquilos que como todos saben, siempre hay escusa para mandar a alguien a la hoguera.

Atte. Bocanegra